EL RECINTO DE LAS PROMESAS (El recinto del MITO)
Aquí las sombras huelen a huesos quebrantado
y el humo denso de la chimenea eclipsa un aroma ebrio,
el pasado es un chispazo y el futuro nada importa,
el incierto es presente que nos besa y se escapa gritando.
Aquí la vida es un caramelo chupado y tirado en el suelo,
nos asustan nuestros rostros cada vez que morimos con la noche,
la fatiga es premio cuando las cosas surgen como un as bajo la manga
y tratamos de olvidar los ratos bellos para seguir aprendiendo de los más amargos.
No lloramos por el MITO de la vida,
ni siquiera porque asesinen el siglo,
lo único que hace mostrar nuestras almas obesas
es un rincón ilunado en el recinto de las promesas.
Omar González Vázquez 5 / Septiembre / 1999
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